Cuando llegaba el invierno y las calles quedaban "huérfanas de niños", aparecía por mi casa "el hada de los pinceles y los lápices de colores"haciendo más llevadero el frío. A día de hoy, debe tener una especie de "contrato no verbal" conmigo, que la mantiene atada a esta estación del año, y, puntual como siempre, anda ahora haciendo de las suyas entre acuarelas y difuminos...